Comenzando por casa
Una de las noticias que lleva ya un tiempo siendo la comidilla
de todos los medios es sin duda la implicación del Duque de Palma en el caso “Nóos”. La corrupción es algo con lo que el ser
humano convive, lucha y en lo que la mayor parte cae, ya sea en un nivel
visible y agudo o sea a nivel privado e imperceptible.
¡Queremos justicia y un juicio justo! ¡Todos somos iguales
ante la ley y han de pagar aún aquellos que ostentan lugares de privilegio en
la escala social! Aún la casa real ha de
dar ejemplo en el cumplimiento de la ley y en acatamiento del castigo impuesto
y merecido.
Esto me hace ver reflejada una realidad existente,…..que la
corrupción existe en cualquier ámbito y estamento de la vida donde el hombre
está implicado. Existe corrupción a nivel
político, social, religioso, deportivo, financiero, etc.
¿Qué es
corrupción? He aquí lo que define Wikipedia al respecto:
corrupción s. f.
1 Entrega o aceptación de dinero o regalos para conseguir un trato favorable
o beneficioso, especialmente si es injusto o ilegal.
2 Alteración de la forma o la estructura original y verdadera.
3 Degeneración de la moral
y las costumbres.
Y creo que podríamos añadirle un sinfín de argumentación
descriptiva, pero lo dejaremos ahí. Aunque la primera definición pueda tener
más peso gráfico, creo que es consecuencia de las dos siguientes.
Como persona tengo que ser autocrítico antes de señalar a
nadie. Como cristiano me siento un tanto aturdido, ya que la corrupción es
inevitable incluso en la iglesia.
Siendo evangélico, es fácil y simplista cargar la escopeta
contra otros para no ser yo mismo blanco.
Claro que puedo decir por ejemplo que en la iglesia Romana existe
idolatría, ya que adoran imágenes en vez
de Dios. Puedo decir que hay mucho cúmulo de riquezas materiales, cuando hay un
mundo que perece de hambre. Puedo decir que hay un hombre que se cree ocupar el
lugar de Dios y declararse infalible, cuando Dios hay sólo uno. Puedo decir
tantas cosas. ¿Y qué?
Dice la palabra de Dios, que el juicio empezará por su casa.
“Porque es tiempo de que el juicio comience
por la familia de Dios; …” (1ª Pedro 4:17). Ahora me estoy refiriendo
no a la casa real de un reino terrenal, sino la casa de Dios, su iglesia.
Estamos hablando no de algo que se dijo para una ocasión
específica y puntual, sino que es relevante para el aquí y ahora.
Como creyente evangélico y de la línea carismática tengo que
ser autocrítico antes de señalar a otros, y sé que me repito en esta
declaración que quiero que quede bien constatada. Estamos viviendo un tiempo muy, pero que muy
convulso, cambiante, desafiante y difícil. Sí es verdad que Dios se está
moviendo en medio de todo este caos. Sí es verdad que él está sacando oro de en
medio de mucho carbón. Pero también es verdad que la corrupción se acrecienta
conforme el ritmo “in crescendo” de su acción va perfilando los tiempos que
corren.
Sin señalar a nadie en particular, pero sí a todos en
general, creo que el “nuevo pentecostalismo” que parece arrasar nuestras
iglesias, ha ido entrando en un carril de aceleración hacia el despojo de la
presencia de Dios en detrimento de aquellos que realmente le buscan de corazón.
Si hablaba de la iglesia Romana y la corrupción que creo ver,
¿es que no es corrupción que la iglesia se haya convertido en un lugar de
entretenimiento para que la gente no se vaya a otro lugar? ¿Es que no es
idolatría cuando se busca al hombre en vez de Dios? ¿Qué hay del personalismo
de aquellos que se han auto endiosado y se creen impunes? ¿Qué hay del
mercantilismo que ha florecido en la iglesia? ¿Y qué pasa del fetichismo, poniendo
los corazones en objetos inanimados porque se le otorga un poder especial? ¿Qué
ocurre con doctrinas tales como la “prosperidad”, donde se vende que si crees
en Jesús tus problemas se verán resueltos, no estarás enfermo, no te faltará
dinero, etc.?
Tristemente, la historia que no se conoce y se aprende de
ella, se tiende a repetir, y la “casa de Dios “vuelve a estar llena de puestos
de cambistas y mercaderías, donde muchos trafican con el dolor, la necesidad,
la esperanza, la fe, y la búsqueda de un Dios real.
“Jesús entró en el templo y echó de allí a todos los que compraban y
vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que
vendían palomas. ¡Escrito está!, les dijo : ¡Mi casa será llamada casa de
oración!, pero ustedes la están convirtiendo en cueva de ladrones” ( Mateo
21:12-13).
¡Sí, por favor Dios, entra de nuevo y derrumba las paradas
establecidas y que taponan el acceso libre a tu presencia!
¡Empieza por tu casa,…. incluyéndome a mí!