sábado, 14 de abril de 2012


DÁNDOLE DE COMER A MI MENTE

El miércoles pasado bajé a Gerona a la sede de la UNED (Universidad Nacional de Estudios a Distancia), como cada miércoles, desde que me matriculé en la carrera de Psicología, pero ayer no asistí a clase, sino que hice saber a los profesores de que no iba a seguir.


No han sido las casi dos horas de viaje (a veces dos días a la semana), la incapacidad por mi parte de seguir el ritmo, ni el hecho de que a mi edad no crea que valga la pena estudiar algo de esta envergadura, lo que me ha hecho tomar tal decisión. Era un hecho innegable que hacía ya un tiempo lo estaba meditando y sabía que tendría que llegar no muy lejos antes de decidir al respecto.


Aunque son varios factores los que me han llevado a parar en este punto, (entre ellos el que había perdido el interés en las materias  que  tenía por delante  y que me parecían mucha paja de relleno innecesaria), la que La verdad es que la raíz de todo eso ha sido que he quedado bastante decepcionado con la línea psicológica actual.  Es verdad que esta carrera surgió en principio como una escisión de la filosofía, y después  de múltiples tendencias y escuelas de pensamiento, se ha convertido en una “ciencia”.


 Lo que se me ha atragantado es el hecho de que el ser humano queda reducido a un “producto de la evolución, donde nuestras acciones, emociones, sentimientos, etc. , son determinados por  la regulación bioquímica de nuestro cuerpo”.


Comentando con una compañera, surgió eso de que “nadie actúa en contra de sus pensamientos”.  Hablamos un poco de todo, incluso de política, donde vimos que eso es así cuando un político es forzado a votar (por conveniencia partidista, desde las altas esferas de la dirección) a favor de algo contrario a lo que cree. Normalmente, eso a la larga explota por algún sitio en forma de dimisión o división. Es por eso (por no ir en contra de lo que creo), y no queriendo explotar, por lo que “dimito”.


No voy hacer apología en contra de la ciencia, pero me niego rotundamente a creer que podemos justificar nuestras malas acciones y decisiones, alegando que estamos programados para ello y es inevitable.  Si así fuere, tendría material fresco para autojustificarme cada vez que hago algo indebido.  No harían falta cárceles, ni jueces, ni abogados, ni leyes, ni normas, ni ética, ni moral, ni muchas cosas (algunas represivas y otras preventivas), ya que siendo tal nuestra naturaleza, “no tenemos culpa de lo que hagamos”, por lo cual es normal y aceptable. ¿Os imagináis un mundo así? ¡Haz lo que quieras, lo que tus apetitos más primarios te pidan, que no pasa nada!


Y es que la tendencia es cada vez más ésta de desprendernos de toda responsabilidad.


Yo creo que hemos sido dotados con un sentido del bien y del mal, donde tenemos capacidad para elegir,  por lo cual hemos de ser consecuentes con nuestros actos. 


Hay algo que se denomina   “el libre albedrío” o libre elección, que sostiene que los humanos tenemos el poder de elegir y tomar nuestras propias decisiones.


En la emergente filosofía generativa de la ciencia cognitiva y la psicología evolutiva, el libre albedrío es la generación de posibles comportamientos infinitos de la interacción de un grupo de reglas y parámetro finitos.


¿He oído bien?  “Interactuar según un grupo de reglas y parámetros”. Por supuesto nosotros estamos condicionados, moldeados, formados por más de un elemento.  Supongo que hay factores condicionantes que no podemos evitar, pero otros sí. Creo que podemos evitar o invitar ciertos moduladores de nuestras mentes, que con el tiempo formarán nuestra línea de pensamiento y nuestro caminar.


Es lo que he hecho, he tomado la decisión de dejar de estudiar “Psicología”. Tengo hasta el final del verano para replantearme la cosa y ver si me embarco en algo que vaya más acorde con mis  afinidades personales.


En esta vida no paramos de tomar decisiones (¿voy a la derecha o voy a la izquierda? ). Incluso no hacer nada, es una decisión con sus consecuencias.


De momento recupero mi “homeóstasis” (palabra usada en psicología para definir nuestro “equilibrio interior”).  Y eso es esencial para poder seguir adelante. No digo que necesariamente acierte con lo que haga, pero al menos mi conciencia está en paz, que al fin y al cabo, es lo que a mí me produce el ajuste necesario para todo lo demás.


¡Paz, deseada paz en medio de la tormenta de nuestros pensamientos!







1 comentario:

  1. Las Adicciones alteran el sisitema quimico cerebral produciendo toda clase de trastornos mentales mas o menos graves dependiendo de la vulnerabilidad de cada individuo.Las conductas se distorsionan llegando a ser asociales y violentos.
    En el aspecto psiologico se divide ,como explique antes en varios conceptos(Buscar obras de Freud,adles) u otros Psicoanalistas,el yo,el ello y el super yo.
    En el consumo del adicto se desarrolla el cerebro Reptiliano usurpando y anulando al resto,de una manera que queda atrapado en un circulo cerrado sin salida(no sabe, ha perdido sus capacidades cognitivas superiores).
    Pero el cerebro se puede ejercitar y tratar de corregir, en lo posible las deficiencias,estando comprobado que ayuda el cultivo de las funciones superiores(neocortex) lectura,estudio,musica,actividades altruistas y espirituales,liberaran de una forma natural todas estas substancias quimicas junto a las actividades fisicas y que nos sean satisfactorias.
    La Filosofias actuales quieren imponer unas conducats contra-natura (Nihilismo,Hedonismo y Dadaismo) que promueven la idea de un ser perfecto capaz de vivir en soledad y giado solo por el deseo (El deseo es un impulso efimero y cambiante que desemboca necesariamente en la frustracion,el autogobiernoy satisfaccion)
    En el Budismo se dice que quien controla el deseo ha dado un paso a la felicidad.
    Quere que el ser humano actua contra- natura hacen a las personas debiles,vulnerables y manipulables.
    Al quere prescindir de la Espiritualidad el ser humano pierde el discernimiento claro entre el bien y el mal base de nuestro progreso.
    El EJERCICIO DE LA ESPIRITUALIDAD PRODUCE GRANDES SATISFACCIONES.

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